domingo, 4 de septiembre de 2011

Esta vez no pudo ser...

Hola Emilio, 
andábamos ya por la semana 8 o 9, todo iba bien, nada raro, no tuve ningún vómito ni casi síntomas más que un aumento de los pechos, estábamos encantados, teníamos ya claro cómo queríamos llevar el embarazo y el parto y con quién (cosa que unos meses antes nos generaba desazón), hablábamos con él, aún no se me notaba nada en la tripa, pero yo sentía que estaba ahí.
El jueves, apareció una pequeña mancha rosita en las bragas, un susto… pero no pasa nada, es normal, me estoy un poco más quieta pero tranquila, esto suele ocurrir. La hermana de mi amiga Vero tuvo pérdidas y hoy tiene a su niño con ella, así que es normal. Estaremos atentos… por si acaso no fui a trabajar.
El viernes por la mañana fui a trabajar a la oficina, relajadamente, salí pronto y me fui a comprar el libro de “embarazo seguro”, tenía en mente comprarlo en algún momento, y ahora necesitaba saber lo que era propio de un embarazo normal y lo que no, y si esto era un aborto, saber qué iba a pasar para no asustarme, y lo que debería hacer. Había algo de manchado marrón pero muy poco y no tenía ninguna molestia más.
Por la tarde, ya tenía algo de molestia, como de regla pero suavita, y algo de manchado marrón denso que, según el libro y las 800 páginas de internet que he mirado entra dentro de lo normal, estamos preocupados pero tranquilos, no tiene porqué pasar nada, y a la vez, puede pasar porque es muy normal… esperemos que sea otra cosa… Las chicas de elpartoeesnuestro deben estar liadas porque ninguna contesta a mi correo. Estamos un poco despistados así que decidimos llamarte, nos dijiste que podría ser o no, que estuviéramos tranquilos, y que esperáramos. Si queríamos podríamos ir a urgencias, pero nos harían una eco y seguramente un legrado, pero… si todo estaba bien, para qué una ecografía? y si no estaba bien, para qué un legrado antes de tiempo? Decidimos esperar. Vinieron a verme mi hermana y mi tía por la tarde y yo estaba con molestias… a ver qué pasa… no sabemos… ya os diré… ais… ya pasó… pequeñas contracciones pero muy suaves. En ese rato lo supe, tuve la sensación de que realmente no iba bien, esta vida se acababa aquí, pobrecito mío… Estas contracciones ya no son normales.
La noche, tranquila, con contracciones suaves pero duermo de un tirón.
El sábado, los dos en casa solos. Estamos muy tristes, pero seguimos tranquilos. Javi, esto no va bien, será hoy o mañana… Qué bien que es fin de semana y estamos los dos juntos, solos y en casa. El manchado marrón cada vez es menos denso y más rojo. No sé qué pasa pero no termina de decidirse a salir. Cada vez que nos miramos, lloramos, nos abrazamos, nos da pena, no queremos despedirnos de él. No le estamos dejando, pero yo siento que tiene que salir.
Durante media hora Javi tuvo que salir de casa a comprar algunas cosas, en ese rato me dieron unas contracciones más fuertes, a ratos. Estaba sola, en el baño, como cuando me duele la regla. Al volver Javi, la cosa volvió a pararse. Mi vida, ya está, se acabó, no queríamos que pasara pero ha pasado, tenemos que dejarlo ir. De repente nos damos cuenta de que no sirve de nada negarse a admitirlo. Nos abrazamos fuerte, nos despedimos de él, lloramos mucho. Las contracciones empiezan a venir otra vez, más fuertes, aunque menos que cualquier mes. Te llamamos otra vez. Que lo dejemos fluir, que estemos pendientes de ver lo que sale, que estemos tranquilos. Nos relaja saber que estás ahí al otro lado del teléfono, nos sentimos acompañados y tranquilos, nadie alrededor nos dice que vayamos al hospital como en un parto porque nadie sabe cómo funciona esto. Así que vamos a tener nuestro mini-parto en casa, nos va a servir de experiencia y para reafirmarnos en que el día que tengamos un parto queremos que sea en esas condiciones o parecidas. Ya estamos preparados.
A medio día, las contracciones empiezan a ser fuertes, concretamente una muy fuerte y sale un trocito de endometrio, y otra muy fuerte y ahí está, se escurre por el váter, lo recojo, lo tengo en la mano, es una bolita como una aceituna, se ve dentro el embrioncito perfectamente, tenía manos y piernas, y unos ojos enormes. Qué tristeza, qué pena, no quiero soltarlo, mi niño, nuestro niño… Qué guapo era, y qué listo, cómo supo que tenía que salir y cuándo era el mejor momento, el fin de semana, con toda la tranquilidad… era algo más pequeño que lo que habíamos calculado, por lo que es posible que llevara unos días esperando el momento. Nos hemos librado de un legrado seguro. Otra contracción y otro trozo de endometrio. Te volvemos a llamar, ya está…, bueno, estad tranquilos, el lunes haremos una eco para ver que está todo bien. Estamos encantados de haber podido contar contigo.
El resto de la tarde tranquilos, llorosos, abrazados, tristes, llamando a las personas a las que habíamos contado la noticia para contarles esto otro, muchos ánimos. Cosimos una bolsita de tela con su nombre y lo metimos ahí.
Esperemos que no haya quedado nada… bueno, por si acaso haremos una eco el lunes. Por la noche, al acostarme, otro dolor, qué raro, será normal? Al rato, en el baño, otro trozo de endometrio grande, ups… faltaba este… ya sí que fue el último.
El domingo, con la resaca, decidimos irnos con él, a ponerlo en lo más alto de una montaña. Coche a la barranca, empezamos a subir, estoy bien, no sé si debería hacer este esfuerzo pero siento que quiero hacerlo, hay algo que me da fuerzas y seguridad, lo quiero hacer. Nos sentimos muy unidos, y muy seguros. La subida es una paliza, comemos en el collado y terminamos el último trecho llorando. Buscamos un sitio que nos gusta, se ve Madrid, Segovia y Cercedilla, y las carreteras de la Coruña y de Colmenar, que tanto recorremos. Hemos podido despedirnos de él, nos duele imaginar cómo habría acabado todo en unas urgencias. Cómo estaría yo hoy después de un legrado, seguramente no hubiera podido subir a la Maliciosa. Todo esto ha sido muy triste, pero hay que reconocer que hemos tenido las condiciones perfectas para que ocurriera de la mejor manera. Y hemos contado con el apoyo que hemos necesitado, ni más, ni menos.
Los días siguientes, sangrado como una regla, ya sin dolor, casi una semana. La gente nos pregunta y nos anima. Nadie se imaginaba que podía ocurrir algo así sin ir a urgencias. Que hubiera podido subirme una montaña al día siguiente. El lunes me lo doy libre, estoy hecha polvo físicamente después de todo, el martes ya tengo ganas de ir a trabajar. La ecografía del lunes dice que todo bien, fuera preocupaciones. Otra vez, gracias Emilio por hacérnoslo tan fácil…
Todo el mes siguiente ha sido bastante movido. El disgusto, la tristeza, el chute de hormonas, la autoestima regular, darle vueltas a todo lo que ha pasado… La regla siguiente, normal. Justo un mes después, se ha llevado gran parte del estado de alteración emocional. Menos mal, ya creía que estaba volviéndome loca…
Nos dijiste que entonces ya podríamos volver a intentarlo y tenemos ganas, así que adelante, no sabemos qué pasará… Lo que sí sabemos es que nada en esta vida es seguro aunque ya creas que lo tienes, que queremos tener hijos, ahora más que nunca, que se nos ha quitado el miedo al parto en casa después de esto, y que queremos vivir el embarazo y el parto de una manera y no de otra. Gracias por todo, un beso.


10 comentarios:

  1. Ains nena, estaba buscando leer algún aborto, porque sabía que tenías que haber pasado por alguno. Yo pasé por tres antes de tener a Candela, siempre me he preguntado si los anteriores también traerían problemas de corazón porque justo los perdía cuando se forma el corazón (entre la 8 y la 9 semanas). El primero también lo eché en el wc pero no fui capaz de cogerlo. El segundo como ya sabía lo que iba a suceder lo eché en la bañera y sí lo recogí, pero no fui capaz de mirarlo, sólo lo llevé al hospital para confirmar lo que ya sabía. En el segundo no hubo legrado, en el primero si. Y en el tercero ni siquiera fui al hospital ni dije nada, sólo sentía resignación al saber que no podríamos tener hijos porque los perdía. Pero mírame, tengo justo 3 hijos, quiero creer que los 3 que perdí.

    ResponderEliminar
  2. Pues la verdad es que no lo había pensado así, pero tiene sentido... qué cosas... Y sí, me anima ver que tienes 3 hijos como 3 soles con todo lo que habeis vivido... un beso!

    ResponderEliminar
  3. jo... He llorado como una magdalena porque me ha recordado tanto al mío...

    ResponderEliminar
  4. A mí también se me ponen los pelos de punta cuando leo otros.. Un beso fuerte Silvia!

    ResponderEliminar
  5. María, Lisi me ha pasado tu blog. Me encanta esta entrada, qué importante es hablar de las pérdidas y que las mujeres conozcan otra forma de despedida: el manejo espectante. yo lo supe demasiado tarde, ya me habían lagrado cuando perdí a mis gemelos. Ahora tengo dos niños preciosos...
    Si alguna vez vuelvo a perder un bebé, sé qué es lo que debo hacer, en parte gracias a relatos como el tuyo...
    Muchas gracias.

    ResponderEliminar
  6. Gracias Paula... sí que ayuda leer que lo que te pasa es normal y que otras mujeres viven lo que tú... gracias por quedarte!
    Tú vives en Mataelpino? Nosotros vamos prontito para allá!... :)
    Fijate, vamos a acabar viviendo debajo de La Maliciosa...
    Un beso!

    ResponderEliminar
  7. Gracias Maria.
    Eres, sois, maravillosos.
    Un abrazo enorme

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bei, linda, otro abrazo fuerte para tí... te acompaño...

      Eliminar
  8. me has emocionado tanto! hay ke ser muy valiente para ver a tu hijo tan pekeño,eres uns valiente! yo pase por un legrado y es algo orrible,cuando te despiertas de la anestesia y te das cuenta ke no estas no puedes parar de llorar,apartir de ahora eres mi idola!!un besazo guapa!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias guapa... no es una cuestión de idolos... es más fácil así si los profesionales que nos atienden nos hablaran de esta forma de manejarlo, que por ahora no es muy común... siento que tuvieras que pasar por aquello.. un beso!

      Eliminar